UNA COPA PARA SOÑAR
CÓCTEL PARA UN REY QUE NO QUISO UN TRONO
Érase un rey que llegó al trono sucediendo a su padre. Se llamaba Edgard. Y érase que este rey dejó el trono por amor y depositó la corona sobre las sienes de su hermano Georges, duque de York, cediéndole su asiento de terciopelo.
Se marchó de su país en busca de su amada. Se llamaba Wallis, Wallis Simpson, con quien acabó casándose lejos de su país llamado Inglaterra, donde añejos prejuicios tergiversaban los deberes innatos a una corona. Ella era divorciada y... plebeya. No podía, por tanto, subir al sagrado trono de Arturo y de Ricardo, el del corazón aleonado.
Los avatares amorosos sometieron al rey sin trono a un obligado exilio, estrenando ducado de Windsor, y acabó instalando su buzón de correos en París y sus posaderas en todo el mundo. Su osadía acabó pasando factura a su salud. Porque el rey que no quiso ser rey sufría una vulgar y villana úlcera de estómago que le causaba no pocas molestias y le obligaba a beber mucha leche por prescripción de los galenos. De vez en cuando las olvidaba y bebía whisky mojado en mucha soda, para no olvidar nunca las tierras altas de su viejo reino.
En estas condiciones llegó un verano con su amada Wallis a la napoleónica isla de Elba, donde un barman turinés, que le había observado preocupado por su salud, puso en marcha la imaginación para mezclar las bebidas habituales del duque: la leche y el whisky. El creativo barman mezcló ambas cosas, enriqueciendo la bebida con unas gotas de licor de hierbas tonificantes. La trabajosa y estudiada mezcla pasó a la historia con el nombre de su regio inspirador: "Windsor". Nació en Elba, como Napoleón, de la creatividad de un barman de Turín cuyo nombre la Historia ha olvidado.
Los duques de Windsor murieron, como todo humano. Primero Edward y muchos años después Wallis. Suponemos que también murió ya el barman. Pero el cóctel sigue sirviéndose a los turistas que llegan a Elba y a los nostálgicos puritanos ingleses en algun pub de Londres. Se comenta que la bebida no es del gusto de la familia real...
WINDSOR
Una tercera parte de leche..- Dos terceras partes de whisky escocés.- Un golpe de Curaçao o de licor de hierbas.
Verter en el vaso mezclador con una cucharadita de miel y remnover bien con la cucharilla. Servir en vaso alto. Puede servirse caliente en invierno y muy frío en verano.
(Foto inferior: sigojoven.com)
Etiquetas: bebidas, cócteles, personajes, Una copa para soñar
10 comentarios:
que bonita historia, me ha encantado. bravo!!!! ;-) besotes wapa
Gracias, gracias, Cafeína. Me abrumas con tus vítores.
Un beso y felizfin de semana.
Yo ya tome cuatro o finco ya puff no ma cuerdoooo, que taaaja que tefgo de probaaaa el cococte ese. mevoooy a momir.
Pues a mi la historia si me ha gustado, pero la bebida fijo que no.
Pero bueno hoy no he venido a emborracharme como Oskar, he venido a decirte que eres la patrocinadora del post de hoy de mi blog.
http://laporteriadenela.blogspot.com/2010/04/paris-hilton-de-nuevo-soltera-que.html
Besitos
Nela
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Oskar, si ya te decía yo que el flambeado de las filloas con ron y el cóctel no eran compatibles. Mira que te lo avisé y tú erre que erre... Hala, a dormirla y mañana un zumo de tomate con apio y una aspirina... Un beso para que duermas feliz este fin de semana.
Bea, muchas gracias por tu comentario. Y no te preocupes que tengo preparada también la historia del gintonic.
Saboreálo y pasa un feliz fin de semana.
Nela ¡muuuchasss graciaasss!. Me encanta patrocinar lo bueno. Ahora mismo voy a "verme". Un besazo.
Agradable momento he pasado leyendo esta historia. Muy bonita. Tomo nota del coctel Windsor. Saludos.
Me alegro de que te guste, Ramon. A ver si te gusta. Un beso.
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