UNA COPA PARA SOÑAR
TODA LA HABANA EN UNA COPA
Solamente Ernest Hemmingway era capaz de beber en un solo día una docena de copas de modernismo, de hielo y de alcohol. Era La Habana de los años 50, por cuyas calles paseaban emigrantes y viajeros de larga estancia que colgaron su espiritu al borde del Malecón.
Sólo este modernismo habanero puede encerrar una bebida creada en pleno centro de La Habana Vieja. Algunos de aquellos viajeros con suerte y maleta de piel que conocieron La Habana de los 40, recuerdan este cóctel perfeccionado por el "barman" de "Floridita", Constante, que lo bautizó "Daiquirí" y aumentó así los clientes acólitos del ritual de la coctelería. Entre ellos, el más importante, aquel escritor suicida llamado Ernesto Hemmingway, que acudia cada tarde a beber su pócima favorita (foto de la izqda.). Hoy ya no están Constante ni Hemingway, pero sí "Floridita" desde donde la bebida expande el aroma del ron y de los limones verdes y menudos del Caribe a través del Oceáno.
Luego el templo del "Daiquirí" se trasladó a "La Mina", junto a la Plaza de Armas, donde aún se conjura a los fantasmas de los Virreyes españoles, que se alimentan del verdín de las campanas del Palacio. Y en la atalaya pequeña y estrecha, la Giraldilla está a cubierto de conjuros mirando al mar soñando que algún día volverá su marinero. Allí, en "La Mina" otro barman , el viejo Ruberman Yero, siguió practicando el ritual de los dioses de Guanabacoa, que llegó a La Habana enredado en las añejas ceibas...
Bebiendo "Daiquirí" se pueden desar los sueños. Se pueden soñar los deseos. Con una bella habanera sobre la fina arena de las playas de Marianao o Varadero. O en la vieja misión de San Cristóbal, encerradas sus murallas entre cristales como en un sicodélico sueño. O soñar con las cajitas de encaje almidonado del mercadillo de la ciudad, al abrigo de la Giraldilla.
El niño y el viejo marinero de Hemmingway siguen en su barca envueltos en la espuma del mar. Mientras tanto, los viejos santeros de San Lázaro lanzan sus profecías al viento con la música envolvente de Celia y de Pablo... Y hasta con las habaneras cadenciosas de María Dolores y Carlos desde el Guadalquivir...
Se puede soñar con lo que se quiera, porque el Caribe suena a habanera, a saloma, a tanguillo y a son. Y mece en su azul verdoso y transparente al viajero soñador que huele a limón, a hierbabuena y a ron. Por eso La Habana, toda La Habana, cabe en una copa de cóctel.
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DAIQUIRÍ
Tres cuartas partes de ron blanco.- Una cuarta parte de zumo de lima recién exprimido.- Tres golpes de almíbar o una cucharada de azúcar de caña.-
Verter por este orden los ingredientes en una coctelera, con cuatro cubitos de hielo en el fondo. Agitar fuertemente unos segundos y servir en copa ancha y alta de cóctel.
Etiquetas: bebidas, Bebidas de ensueño, Ciudades, cócteles, Una copa para soñar
7 comentarios:
Bueno, es que Hemmingway escribía ingeniosamente cuando se inspiraba por los vapores etílicos aun por eso se le seguirá considerando un genio. La receta del daiquirí me la apunto para las grandes ocasiones. BESITOS Y SALUDITOS.
No sabia yo que tal bebida fuera cubana, a mi me sonaba a paises mas orientales. Has hecho una muy buena presentacion o introduccion historica, asi, el Daiquiri es mas placentero.
Un saludo Meg
Liova, indudablemente, la mitad de la obra de Hwemmingway está inspirada bajo los efectos delalcohol.
Pher, la bebida es absolutamente caribeña. Creada por un barman de La Habana. De ahí la fama de "Floridita" y del dicho de Hemminway: "My Daiqirui in "Floridita" and my "Mojito" in "la Bodeguita"...
Qué rico!
Chin chin!
Buen domingo
Elisa
Salud, Elisa, en este otoñal domingo. Que disfrutes el sabor de la ginebra con la lima en un sorbo frío, gélido y verde y sabroson.
Meg, si ya me resultaba interesante este blog, después de leer esta magnífica entrada, me ha cautivado.
¿Por qué no escribes más a menudo con la magnífica prosa de la que has hecho gala en esta ocasión?
Te ha quedado una entrada para leer en voz alta, varias veces.
Te hago la ola.
Besos.
Me sonrojas, Perikiyo. Pwero ya he publicado varias entradas de copas para soñar. Búscalas entre las etiquetas.
Me apasiona ver una obra de arte de la gastronomía como es una mezcla exacta y medida para conseguirun sabor mayor y más gozoso. Le llaman cóctel. Y creo que cada uno tiene un entorno, un momento y una figura o un ambiente diferente. ¿En quién piensas tú si pides un "Martíni seco"...?. Pues en ese ambiente rodeé por ejemplo esa bebida.
: el de James Bond en un momento íntimo y lleno de lujo, aunque sea en alerta permanente...
Por cierto ¿has entrado en salopimienta.blogspot.com?. Porque he rescatado las viejas Historias del Bandolero, que publiqué hace tres años, y estoy intercalándolas de vez en cuando. Seguro que te gustarán. Y gfracias, otra vez, amigo.
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