CURIOSIDADES DE LA HISTORIA
* En la corte española se ha apreciado siempre el tabaco, desde que fuera traído de América. Por ejemplo, un fumador incansable fue el rey Alfonso XIII, abuelo del actual soberano, aficionado al tabaco negro que se elaboraba en Canarias. Cuando marchó al exilio y se instaló primero en París, encargó a un aristócrata francés tabaco negro español porque nunca logró acostumbrarse al tabaco rubio americano.
* No sólo fumaba Alfonso XIII. También lo hacía su esposa, la reina Victoria Eugenia de Battemberg, que gustaba de los pequeños cigarros habanos u holandeses. Fue una afición que conservó durante años, y que modernizó a la austera Corte Española, enconsertada por la rigurosidad de su suegra la reina Mª Cristina.
* Pocos años antes, Amadeo I de Saboya solía escaparse con frecuencia de palacio para visitar los cafés de Madrid. Acudía asiduamente al Café de París y al Fornos. En el primero desayunó una de sus primeras mañanas en España, recién llegado de Italia y probó los cigarros "Virginia" a los que se aficionaría en adelante. Solía fumarlos, luego, en el Hotel de la Castellana donde se encontraba con su amante "la Dama de las Patillas", la bella Adela Larra, hija del escritor.
* El duque de Valencia, general Narváez, tuvo que pagar ... ¡un puro! por haber infringido una norma de tráfico. Cuando el jefe de Gobierno de Isabel II se dirigía tarde al Teatro Real, a una función a la que asistía la Reina, atajó por una de las calles laterales por donde estaba cortada la circulación por cuestiones de seguridad. Un guardia civil le ordenó parar y dar la vuelta, ya que por allí no podía pasar. Y no le sirvió de nada al "Espadón de Loja" (como apodaban a Narváez) identificarse ante el agente que le obligó a volver sobre sus pasos encolerizado. Al dia siguiente ordenó al Duque de Ahumada el traslado forzoso del guardia civil que osó interceptarle. Ahumada, serenamente, puso su bastón de mando sobre la mesa y le dijo: "Ese guardia civil obedecía órdenes mías. Sólo me cabe felicitarle. Si hay que trasladarle, que lo haga mi sustituto". Narváez le devolvió el bastón y acabó, abochornado, entregándole un puro de su tabaquera para que se lo diera al incorruptible guardia civil.
* En los tiempos de Carlos III un preso fue el guardián del tabaco real. El manchego Diego Avendaño, liberado de la cárcel por las turbas levantadas contra Esquilache, fue destinado a llevar a Palacio con las peticiones del pueblo al Rey. Pero Carlos III se había trasladado de incógnito a Aranjuez. Y hasta allí fue Avendaño con el mensaje. El monarca la recibió con cortesía, recogió el papel de las peticiones y le entregó al mensajero una propina. Avendaño, en un arranque de dignidad, rechazó el dinero y le pidió, cambio, el indulto y un trabajo. Carlos III asombrado le nombró guardia del Resguardo del Tabaco de Galicia. Por cierto, el rey accedió a las peticiones del pueblo.
* No sólo fumaba Alfonso XIII. También lo hacía su esposa, la reina Victoria Eugenia de Battemberg, que gustaba de los pequeños cigarros habanos u holandeses. Fue una afición que conservó durante años, y que modernizó a la austera Corte Española, enconsertada por la rigurosidad de su suegra la reina Mª Cristina.
* Pocos años antes, Amadeo I de Saboya solía escaparse con frecuencia de palacio para visitar los cafés de Madrid. Acudía asiduamente al Café de París y al Fornos. En el primero desayunó una de sus primeras mañanas en España, recién llegado de Italia y probó los cigarros "Virginia" a los que se aficionaría en adelante. Solía fumarlos, luego, en el Hotel de la Castellana donde se encontraba con su amante "la Dama de las Patillas", la bella Adela Larra, hija del escritor.
* El duque de Valencia, general Narváez, tuvo que pagar ... ¡un puro! por haber infringido una norma de tráfico. Cuando el jefe de Gobierno de Isabel II se dirigía tarde al Teatro Real, a una función a la que asistía la Reina, atajó por una de las calles laterales por donde estaba cortada la circulación por cuestiones de seguridad. Un guardia civil le ordenó parar y dar la vuelta, ya que por allí no podía pasar. Y no le sirvió de nada al "Espadón de Loja" (como apodaban a Narváez) identificarse ante el agente que le obligó a volver sobre sus pasos encolerizado. Al dia siguiente ordenó al Duque de Ahumada el traslado forzoso del guardia civil que osó interceptarle. Ahumada, serenamente, puso su bastón de mando sobre la mesa y le dijo: "Ese guardia civil obedecía órdenes mías. Sólo me cabe felicitarle. Si hay que trasladarle, que lo haga mi sustituto". Narváez le devolvió el bastón y acabó, abochornado, entregándole un puro de su tabaquera para que se lo diera al incorruptible guardia civil.
* En los tiempos de Carlos III un preso fue el guardián del tabaco real. El manchego Diego Avendaño, liberado de la cárcel por las turbas levantadas contra Esquilache, fue destinado a llevar a Palacio con las peticiones del pueblo al Rey. Pero Carlos III se había trasladado de incógnito a Aranjuez. Y hasta allí fue Avendaño con el mensaje. El monarca la recibió con cortesía, recogió el papel de las peticiones y le entregó al mensajero una propina. Avendaño, en un arranque de dignidad, rechazó el dinero y le pidió, cambio, el indulto y un trabajo. Carlos III asombrado le nombró guardia del Resguardo del Tabaco de Galicia. Por cierto, el rey accedió a las peticiones del pueblo.
Etiquetas: Curiosidades de la Historia, Historia de España, Historia de la gastronomía, Tabaco
14 comentarios:
Muy curiosa esta entrada.
Solo fumaban tabaco?
Saludo.
Miguel Angel, te agradezco su elogio. Me alegro de que te resulte curiosa. Un beso.
Socalze, que yo sepa sí. En algunos salones de té creo que se fumaba hashís traído de Arabia y del norte de Africa. Pero en Palacio -supongo- al parecer sólo tabaco. En hebra o molido (rape) que las damas se metían en laa nariz para estornudar y llevaban en unas cajitas parecidas a los pastilleros.
Bueno un saludo, Socalze.
que interesante!! que curioso que ahora nos digan que no fumemos porque es malo, aunque claro, antes debía de ser muchísimo más sano, o por lo menos más natural!jeje
Besos!^^
Megami, ten en cuenta que, en aquella época, no había filtros ni mezclas con alquitranes, ni papeles contaminantes... Era tabaco puro, envuelto en su propia hoja, fíjate. Como los buenos habanos de hoy. Y el rape era tabaco molido. Sin más. O sea que era bastante más sano que el tabaco que fumamos hoy.
Un beso
...pero que muy interesante entrada¡ Estupenda. Desconocía esta faceta de la Corte española. Si que fumaban, sí. Gracias "meg" por esta exposición. Saludos.
Super interesante Meg.
Llama la atención que el pago con un puro fuese considerado como una forma de multa.
Saludos
Elisa, Argentina
Gracias Ramon. Lo cierto es que, desde que trajeron el tabaco de América, en la corte española se fumaba y mucho. Y fue un gran escándalo entre las puritanas de Palacio que la reina Victoria Eugenia fumara un cigarrito pequeño después de las comidas. Yo cre que fue la primera dama española que se atrevió a fumar aunque fuera en privado.
Elisa, el pago de un puro no fue una multa sino un regalo de Narváez para el Guardia. Entonces regalar un puro era símbolo de reconocimiento y de amistad. Por eso Narváez le entregó al de Ahumada el puro para que se lo entregara al agente. Un beso desde Madrid.
HOla..
Como cambian los tiempos, antes el tabaco era símbolo de reconocimiento, en cambio ahora a los pobres fumadores como se descuiden los meten en chirona..
Saludotes de buenas noches.
Tienes razón Balovega. Un fumador hoy es un apestado. Y antes era privilegio de reyes y nobles.
Un saludo y buenas noches.
Muy bueno..pero no tiene que ver nada el tabaco de hoy en dia al de antaño, los de hoy nos machacan con cosas raritas..que vete tu a saber que meten...Yo lo deje el dia uno de este año y estoy super contento...saludos
Efectivamente Oscar. Hoy lleva alquitrán componentes químicos y adictivos además del papel del filtro que también lleva lo suyo. El de antaño era tabaco puro,como los habanos envueltos en su propia hoja.
Yo dejé de fumar hace 9 años y hoy estoy estupendamente. Me costó mucho y tenía pesadillas y todo soñando quew volvía a fumar y ya no me podía quitar nunca. Y yo fumaba dos y tres cajetillas diarias. Como un carretero, vamos. Pero luego he recuperado la salud y el aire y el sabor. Ya verás. Un beso y ánimo.
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